Ir al contenido

Mi perspectiva como dermatóloga

Acné, melasma, rosácea y dermatitis

A lo largo de mi carrera, he tratado a cientos de pacientes con enfermedades de la piel que afectan no solo la apariencia, sino también la confianza y calidad de vida. Entre las más comunes están el acné, el melasma, la rosácea y la dermatitis. Cada una tiene causas distintas y requiere un enfoque especializado.

  • Acné: No es solo un problema de la adolescencia. Factores hormonales, inflamación y bacterias pueden desencadenarlo en cualquier etapa de la vida. Lo tratamos con retinoides, limpiezas profundas, peelings químicos y láser para mejorar la textura y reducir cicatrices.
  • Melasma: Una de las afecciones más desafiantes porque está influenciada por el sol y las hormonas. El tratamiento debe ser constante e incluir despigmentantes, láser y una protección solar rigurosa.
  • Rosácea: No es solo "piel sensible". Se trata de una inflamación crónica que requiere control con láser vascular, tratamientos antiinflamatorios y una rutina de skincare adaptada.
  • Dermatitis: Desde la atópica hasta la seborreica, la dermatitis puede causar molestias significativas. Su manejo incluye hidratación, restauración de la barrera cutánea y, en algunos casos, medicamentos específicos.

Cada piel es única y, por eso, mi enfoque siempre es personalizado. Si padeces alguna de estas condiciones, es fundamental un diagnóstico adecuado para determinar el mejor plan de tratamiento. En nuestra clínica, nos especializamos en ofrecer soluciones científicamente respaldadas para ayudarte a sentirte bien en tu piel